TERAPIA PARA EL DESAHOGO DE PROPIOS Y EXTRAÑOS - AÑO 2

jueves, enero 12, 2006

Las señales del monopoly

Un buen jugador de monopoly ha de estar atento a cualquier señal que le indique el comienzo de una amistad duradera. Un deseo inocentemente expresado, una repentina muestra de nerviosismo o un detalle esmeradamente resaltado en mitad de una conversación insustancial, pueden significar la apertura esperada para conseguir el negocio ansiado.

No siempre son los grandes maestros los que mejor nos enseñen los procedimientos a seguir, pues normalmente se mueven en ambientes donde los sobreentendidos quedan implícitos, ocultos a profanos. Esos grandes centros de negocios manejan reglas no escritas, casi cabalísticas, que sólo una gran experiencia puede desvelar. Busquémosla pues.

Caso A: El comprador te muestra una foto familiar en una playa paradisíaca.
Ten cuidado. Te está pidiendo otro viaje a cargo de tu empresa y no del presupuesto. No podrás aumentar el precio de venta. Este es el método más usado por los que se están iniciando.

Caso B: El negociador te pide argumentos para convencer al comprador final.
Hay que obligarlo con estratagemas a que lo pida claramente sin que se le ofrezca nada en concreto. Es lo más normal. Podrían negociarse los importes, las formas de pago y las partidas extras. Este especimen está habituado y ya no puede parar. Recoge prenda de todo el que a él se acerca.

Caso C: El negociador es ocasional e intenta aprovechar una ausencia del negociador habitual, que normalmente es su jefe.
Es claro y pide a la luz del día. Sabe que el tiempo es oro. Ojo con estos pollos. Cualquier negocio estará presidido por las prisas y las sospechas posteriores. Altísimo riesgo de sufrir el "si te vi no me acuerdo".

Caso D: El que te pide un último esfuerzo frente a tus competidores.
Normalmente sabe que estás exprimido y que tu interés es grande. Debes exigirle que concrete. Posiblemente la competencia le haya ofrecido algo atractivo pero te da la oportunidad y la confianza de igualarlo. Muchas veces se puede solventar con un descuento que le permita conseguir prestigio ante sus jefes. Otras no.

Estos ejemplos demuestran sobre todo que existe pudor a la hora de negociar. No siempre es fácil dar con gente clara y concisa a la que poder hablar sin tapujos. En próximas entregas os daremos algunos consejillos para explorar y tentar al contrario.

P.D. No dejeis de releer los otros capítulos publicados sobre este interesante juego. Os adelantamos también que estamos esperando un interesante estudio sobre "cómo hacer unas chapucitas en casa por valor de un millón de euros a cargo de las subcontratas del ayuntamiento", dirigido por la actual alcaldesa de Marbella, Marisol Yagüe.

3 Comments:

Blogger Nexus said...

Si algo he aprendido en la vida laboral (y en la otra), es que la negociación es posible hasta extremos impensables. Aunque parezca que no, siempre hay cosas que negociar, detalles, estratagemas... Siempre claro, que haya interés por las dos partes para llegar a un acuerdo. Es decir, si ambas partes persiguen un beneficio razonable, el acuerdo es posible. Vaya. No sé cómo he llegado al tema de moda del último año (y el presente).

12/1/06 07:39

 
Blogger Luis Amézaga said...

Leo y aprendo, pero reconozco que no tengo dotes para la negociación. Lo que no me queda claro en el primer minuto es que no está claro.

13/1/06 07:30

 
Blogger Nexus said...

Wilson, escribe el libro ya. Puede ser un éxito de ventas.

13/1/06 07:57

 

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