Mama... quiero ser eurodiputado

Acabo de leer un interesante artículo de la revista Interviú de esta semana, en la que se habla de la labor de algunos de nuestros diputados en el Parlamento Europeo.
Personas tan conocidas como los ex ministros del gobierno Aznar, Cristóbal Montoro y Pilar del Castillo; la ex presidenta del Congreso de los Diputados Luisa Fernanda Rudí, o el ex portavoz del PP en el Congreso de los Diputados Luis de Grandes, no han hecho ninguna intervención en el Parlamento Europeo en los 18 meses que llevan como eurodiputados.
Según el artículo mencionado, 32 de los 54 eurodiputados españoles no han hecho más de 3 intervenciones en el Parlamento, padeciendo esta vaguitis no solo políticos del PP -todo hay que decirlo- sino también excelsos representantes del Partido Socialista como Ramón Obiols, o miembros de otros partidos como Josu Ortuondo (PNV) o Willy Meyer (IU) .
Con esta representación en Europa, no es de extrañar que el tópico del español vago siga subsistiendo allende nuestras fronteras.
No habla el artículo de la labor desarrollada por europarlamentarios de otros países, pero no sería de extrañar que la pereza afectara a otros miembros del Europarlamento, que se ha convertido en el retiro dorado de la clase política europea, ya que los europarlamentarios no solo cuentan con sueldos de 7.000 euros brutos al mes -dietas aparte-, sino que también disponen de 3 meses de vacaciones y pueden jubilarse a los 60 años, sumando su jubilación como eurodiputado a la que le corresponda en su país.
Ante informaciones como ésta cada vez se me hace más difícil levantarme por las mañanas y cumplir con mi jornada laboral. Mama... quiero ser eurodiputado.