¿Está resfriada la democracia?

Cuando las instituciones se debilitan, el arbitraje se apodera de la sociedad. Esto ya lo conocemos de nuestra olvidada época franquista. La sociedad se sentía indefensa y clamaba libertad. ¿Qué es la libertad? Nadie sabe definirla tan bien como el que ha sufrido su ausencia. La libertad que conocemos se sustenta en un conjunto de derechos y deberes escritos, aceptados por una mayoría cualificada y son las instituciones las encargadas de velar por su cumplimiento con la máxima diligencia. La confianza en las instituciones es indispensable para sentirse en libertad. Incluso cuando son atacadas, esa confianza depositada en ellas las hace más fuertes e inexpugnables.

En estos momentos la democracia está sufriendo una serie de pruebas que espero la hagan más fuerte que antes. Los ataques provienen de aquéllos que quieren desvirtuarla para desmembrar la actual legalidad, socavando los cimientos de poderes e Instituciones. Las fisuras en las murallas no siempre están provocadas por el enemigo, por lo que es conveniente que se clarifiquen al menos las estrategias y los fallos de las mismas. Estas son tres debilidades:

- En las autonomías disponemos de los correspondientes parlamentos en los que se pueden escuchar las voces de los representantes del pueblo. Sin embargo, en el país Vasco se quieren constituir unas especies de clubes sociales para discutir el futuro de una población que no tendrá garantizada su representación legal. La validez del Parlamento quedará irremediablemente dañada.

- La justicia no es ciega. Así lo han decidido los jueces de la Audiencia Nacional con su disparidad de criterios ante las diferentes manifestaciones que se suceden en el País Vasco o ante los actos de los ilegales. La justicia también está dejando empañada su credibilidad.

- En una negociación con una banda armada, los representantes del Estado no deberían discrepar en los puntos a negociar ni en los medios a utilizar. No sólo existen diferentes opiniones entre los distintos partidos, sino en el seno de los mismos. Si en los grandes temas el Estado es incierto, nada podremos esperar respecto de los demás sino arbitrariedad e improvisación. Somos un poco más débiles ante los enemigos de siempre y los de oportunidad.