Bienaventurados los que pagan

Uno vive de lo que cobra, no de lo que factura. Cobrar es esencial, máxime en un país donde el "no pagar" hace gracia. Los esfuerzos realizados para conseguir que el trabajo finalizado tenga la contraprestación pactada son verdaderamente agotadores. Los retrasos en los cobros son la causa principal de la inseguridad para invertir, de la poca agilidad de las pequeñas y medianas empresas, o de la gran cantidad de fracasos empresariales.

Nadie escapa de la quema. Es fácil ver al que nos exigía la soldada remoloneando el pago a su vecino. La morosidad está demasiado arraigada, siendo el placer o la desidia quienes la sustentan. Sólo una mínima parte de los morosos saca rentabilidad al dinero retenido. Como ocurre con la administración pública, que ya no se pretende que dé ejemplo, tan sólo que no cave fosas.

No es un problema menor y preocupa a todos. De hecho, la Directiva Europea 2000/35/CE establece medidas para luchar contra la morosidad en las operaciones comerciales. Sobre todo limita el plazo máximo para que un juez dictamine el título ejecutivo, la orden de pago forzosa. Esta Directiva ya debería haberse transpuesto a la legislación española, pero nos han llevado a los tribunales por mirar a otro lado. Así que rectifico: no es un problema menor y preocupa a CASI todos.