Calidad y buen trato

Por avatares del destino tuve que buscar urgentemente la semana pasada un taller de chapa y pintura (algún otro día contaré cómo el usuario ha cambiado las normas de tráfico en España, o al menos en Madrid, creando las no-normas). Tuve que acudir al taller de mi barrio, ya que los talleres oficiales daban hora para marzo... Pero hete aquí que descubrí un trato exquisito y una calidad como nunca había visto. Un taller familiar, en un bajo aparentemente destartalado, muy pequeño, pero con comportamientos, profesionalidad y usos propios de quien ha seguido cien cursos de ésos de las consultoras... En el taller oficial, el trato es condescendiente y artificial, y el trabajo realizado a veces no demasiado profesional. Señores (y señoras) atrincherados: a veces lo que uno necesita está a la puerta de casa. Ah, y el coche ya lo tengo, y perfectamente arreglado.