México y Venezuela.

El presidente de Venezuela ha dado un paso más en su particular carrera de enfrentamientos con EEUU. Chávez no se contenta sólo con criticar y amenazar a Bush, sino que ahora intenta meter en el ajo a terceros países. El enfrentamiento verbal con el presidente de México ha desembocado en una innecesaria crisis dilomática.

Desde fuera, alguien podría pensar que Venezuela, al amor de su poderío petrolífero, está buscando un lugar preponderante en el conjunto de naciones americanas. Las medidas de presión en contra de las polítcas económica y cultural estadounidenses y los movimientos en favor de la creación de foros independientes -televisión, áreas de comercio, acuerdos energéticos- ajenos al vecino del norte, son lo suficientemente interesantes, además de legítimos, para hacernos creer que nada tienen que ver con su concepción mesiánica de gobernar. Sin embargo, a Chávez, en su constante victimismo, le resulta imposible ocultar sus deseos de encarnar la imagen de libertador que siempre ha soñado, saltando nervioso de su poltrona a la primera ocasión que se topa con alguien de mejor talla.

Fox no es santo de mi devoción, pero creo que sabe jugar mejor con peores cartas. Y con más estilo, seguro.