TERAPIA PARA EL DESAHOGO DE PROPIOS Y EXTRAÑOS - AÑO 2

martes, enero 30, 2007

De las guerras y los muertos


Mucho se estuvo hablando estos días pasados en EEUU sobre la guerra de Irak. Incluso hubo una manifestación hace pocos días relativamente importante en el Mall, en Washington. El National Mall es para los EEUU un símbolo de su historia, un resumen acelerado de todas las guerras en las que han estado metidos, y cuenta con varios monumentos funerarios. Uno de los más conocidos es el Vietnam Memorial, que consiste en un pequeño paseo donde en un mural de mármol están grabados los nombres de todos aquellos soldados norteamericanos que murieron en aquella guerra (obviamente nada se sabe de los vietnamitas que cayeron, por centenares de miles). El conflicto del Vietnam, el primero televisado, supuso un golpe duro de realidad para los EEUU. La guerra no era como la habían visto en las películas. Ellos también eran los malos, y se moría muchas veces sin honor ni gloria.
La guerra de Irak, aparte de estar provocando otro curioso debate interno sobre si debe crearse un nuevo Memorial en el Mall, cuenta en general, con una tibia oposición en la población, nada que ver con lo que supuso el Vietnam. Las cosas han cambiado: el ejército es profesional, y el ciudadano medio piensa en sus problemas del día a día, sin el peligro de que a tu hijo o hija lo envíen al frente. La guerra queda muy lejos, pese a la gran seguridad que se despliega allá donde vayas y que te recuerda que está siempre latente la amenaza terrorista (real o imaginaria).
Por otro lado, desde el punto de vista del norteamericano medio, España despierta bastante simpatía. Por supuesto no saben quién es Aznar, ni Zapatero, ni si somos alineados o no. Ni siquiera se imaginan que un día estuvimos en Irak y otro día nos fuimos. Sólo relacionan España con las Olimpiadas de Barcelona. Lo cuál creo que es bastante bueno para nosotros.

viernes, enero 26, 2007

Cuando no se llega ni a final de mes

Me sorprende la facilidad que tienen algunos políticos para ir diciendo que estamos en vías de alcanzar la renta percápita de Alemania. No es que me disguste la idea, sino que temo que se acreciente las distancias entre los que suben la media y los que la bajan hasta el nivel de la realidad.

Andaba negociando con una comunidad de propietarios la reforma de su edificio, cuando una de las propietarias indicó que a ella le era imposible afrontar una derrama de 6000 euros. Esa señora era jubilada, viuda y disponía de una paga de 460 € al mes.

El que haya estado en una reunión de propietarios entenderá rápidamente el revuelo que se armó. Que si que te ayuden tus hijos, que si pide un préstamo, que si siempre estamos igual, que si esta comunidad es una m.... Así hasta que la buena mujer marchó a su casa con el alma en los pies. Una mayoría suficiente en la votación la pondrá en un brete y es posible que a sus hijos también. Existe también la posibilidad de una hipoteca inversa –esta solución me atrae cada vez más a fin de no depender de terceros poco pudientes o escasamente voluntariosos.

La situación es injusta para todos. Para la comunidad, porque el edificio necesita algo más que cariño; para la viuda, porque sobre ella recaen todas las culpas de sus vecinos y de un destino que no ha pedido; para mi empresa, porque su objeto es vender; para mi, porque me quedo sin comisión; y para el estado en general, porque las moscas le llevan por otras nubes.

No voy a defender una subida de pensiones a través de este ejemplo, pero sí los medios para ajustar desequilibrios. Una subida de pensiones estudiada caso a caso es necesaria y posible. De la misma forma que se miran al dedillo determinadas subvenciones o expedientes migratorios, la Seguridad Social dispone de los medios para acoplar necesidades y disponibilidades, atendiendo y personalizando al detalle cada uno de los casos.

No creo que hagan falta nuevas leyes, tan sólo querer ser más justos.

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jueves, enero 25, 2007

Como decíamos ayer

Hay muchos caminos para acabar con ETA. Con el tiempo hemos podido comprobar la poca efectividad de algunos y los derroteros que tomaban otros. También hemos constatado que algunas de esas soluciones son interesadas, medios para alcanzar fines no tan oscuros de tan oídos.

El PSOE vuelve a mirar al PNV. De todos los actores que negociaron hace años sólo Zapatero es el nuevo. La pena es que no tenga tiempo para leer o para que alguien le haga memoria.

Ibarretxe sólo quiere acabar con ETA como vía para independizarse. ETA se disolverá pacíficamente cuando consiga su objetivo, que es el mismo que el del PNV. Sólo hay una moneda de cambio.

Suponiendo que el Sr. Zapatero esté enterado de esto, significaría que las conversaciones con el PNV se basan en ir preparando el camino para una apertura en el proceso separatista. Pero eso es dar falsas esperanzas a quienes no le creen, pues los vascos votarán pero no decidirán.

Gobernar teniendo en cuenta a las minorías las ayuda. Gobernar únicamente para las minorías aprisiona a los gobernantes.

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martes, enero 23, 2007

La zona cero


Se ha convertido en un lugar de obligada visita, en un Memorial como los de Washington. No hay visitante de Nueva York, sobre todo norteamericano, que no se pase por allí. La gente da la vuelta al solar en silencio, mostrando respeto. El lugar en sí no impresiona, actualmente son unas obras en las que se ve la estación de metro que había justo debajo del WTC. Todavía están desmontando planta a planta uno de los edificios que se vio afectado. Lo que sí me llamó la atención es el espacio tan reducido que ocupaban las torres, encajonadas entre rascacielos que ya en sí me parecían altísimos. Justo enfrente de una de las torres está el parque de bomberos del que perecieron muchos de sus miembros. Hay siempre un bombero dispuesto a hacerse fotos con el visitante que lo desee, y ellos mismos venden gorras y camisetas del NYFD para las viudas y huérfanos de los que que cayeron.

lunes, enero 22, 2007

De vuelta


Ya estoy de vuelta por aquí después de una temporadita por EEUU. Una de las cosas que más me ha llamado la atención sobre Nueva York es lo agradable que es pasear por las calles de Manhattan, por el día y por la noche. Uno se siente a gusto y seguro, y lo que es más sorprendente, ¡no se oyen los cláxones de los coches! Me estaba preguntando cómo era esto posible, cuando vi el motivo: la multa por pitar era de 350$. La política de tolerancia cero (expresión demasiado de moda estos días en nuestro país, aunque aquí no quiere decir nada) iniciada por el anterior alcalde Giulani ha dado sus frutos. Ya les contaré más anécdotas en posteriores posts.