Yo también quiero

No hay nada mejor que irse a tomar una cañita despues del trabajo con un colega. Y otra despues. Pago yo. No, yo. Que tú pagaste antes, ahora me toca a mi. Qué alegría vivir en un sitio en el que todavía se puede pelear por pagar. Bueno, pues paga.

Aquí, el amigo es de Mallorca. Bueno, no, pero vive allí. Ser de Mallorca no implica tener una cartera llena de papeles, pero éste la tenía a reventar. Deja que busque el billete gordo, que así me cambia para el taxi. Unos tickets de parking, unos vales de comida, el boleto de la primitiva, un calendario, la tarjeta del hotel, una hojilla con teléfonos, un certificado de empadronamiento, un ... ¿Para qué llevas el certificado de empadronamiento en la cartera?. Pues para pagar el avión y beneficiarme del descuento. A ver, trae, trae que lo vea.

Pues sí. Era un certificado de empadronamiento. Pero este era distinto. Estaba emitido por La Caixa a través de un cajero automático. Callé, me calenté, me enfadé y disfruté viendo cómo pagaba mi..... el otro.

La última vez que pedí este documento en mi ayuntamiento, solicité permiso a mi empresa, acudí al consistorio, rellené un formulario, me lo sellaron y me dijeron que volviera al día siguiente. Protesté y me informaron que esto sería más rápido si fuera época de colegios, pues suelen pedir muchos y ponen a una persona al cargo. Marché contento y llegué a tarde al trabajo. Al día siguiente volví a pedir permiso, recogí el certificado y llegué tarde al trabajo. Pero si hubiera vivido en Mallorca, no. En Mallorca te puedes levantar a las cuatro de la madrugada, poner leche a calentar en el microondas, ir al cajero más próximo, sacarte el papelito y acostarte tras beberte el vasito de leche.

Yo sigo enfadado, muy enfadado, furioso de envidia.