Menos tele, por favor.

Hoy está la tele y la radio nacionales en huelga. La SEPI dice que va a hacer una reestructuración en forma de plan de futuro y todo el mundo está revolucionado. Qué pena, qué pena.

A todos los gobiernos de este país les ha asustado o apetecido el monstruo radiotelevisivo. Esto es un hecho a tenor de la deuda resultante. RTVE es uno de los grandes agujeros del estado por el que se van los dineros de todos los ciudadanos. Hubo tiempos en los que se habló de mejor gestión y otros de recortes. Nada de esto surtió efecto porque es difícil asumir que la principal herramienta de trabajo puede pegarte un pellizco.

Estos días he vuelto a escuchar los manidos argumentos de libertad de prensa, medio de comunicación para todos o universalidad de información veraz y eficiente. Entiendo que los trabajadores de RTVE intenten defender su puesto de trabajo aunque también espero que comprendan que mi apoyo es completamente nulo. Cero. No me interesa. Me sobran las televisiones públicas, cualesquiera que sea su ámbito. Ni estatales ni autonómicas. Ninguna. Hasta que no cambien sus modelos y no se adapten al verdadero concepto de utilidad pública, estimo que son inaceptables.

La información o el bien público no tienen nada que ver con los programas del sábado noche, ni con las telenovelas, ni con la competencia en la parrilla, ni con los programas rosas y tampoco con los concursos que reparten dinero. La televisión pública no ha de pagar sueldos millonarios a estrellas que atraigan televidentes. Mejor nos iría si en lugar de exitosos comunicadores tuviéramos becarios en formación que usaran el medio como catapulta.

Hay que reinventar la televisión para todos. Hay que hacerla más útil. No creo que deba ser más aburrida, pero sí diferente. Algunos programas van en ese sentido: "60 segundos" con su diálogo fluido, los coloquios antes o despues de las películas (apoyo el formato de "cine de barrio", fíjense), el "conciertazo" del sábado matinal, la información de "Madrid directo" y sucedáneos, etc. Se puede lograr. Claro que sí. Y con menos gente también.