Eclipse anular (II)

Ayer me pedí el día de vacaciones para ver el eclipse. Fui al planetario de Madrid, con mi periódico y mis gafas de eclipse, dando un paseo. La mañana era agradable. Llegué sobre las 09.20, y vi que estaba bastante bien organizado. La imagen del telescopio se proyectaba en una pantalla de leds y se repartieron gafas gratuitamente a todo el que se acercó (se repartieron aproximadamente unas 16.000 gafas). Allí estaban todas las televisiones, y un astrónomo iba dando detalles sobre el fenómeno, la influencia de los eclipses en la Historia, el uso práctico de los mismos en el pasado, la forma de predicción, etc. Todo muy interesante (aunque nadie hacía caso, como es natural). Pero como todo no puede ser perfecto, entre fragmento y fragmento de las palabras del locutor, lo que se oía por los altavoces era una música atronadora. Vale que era new-age o como se le llama ahora, chill-out (el Planetario siempre pone esta música en sus proyecciones; que conste que a mí me gusta), pero no acabo de entender por qué tiene que haber música a toda leche para amenizar cualquier acto público. En las piscinas públicas de Madrid también existe esta costumbre (desafortunadamente ni siquiera es new-age). Si vas a darte un baño, tienes que aguantar unos 50-60 decibelios TODO EL DÍA (ni que decir tiene que no piso una piscina pública desde hace más de 5 años). Puesto que estoy HARTO del ruido, opté por dejar la explanada del Planetario y dirigirme hacia el cercano parque de Tierno Galván, donde encontré un banco libre donde me senté a leer y esperar el evento astronómico. Pero mi gozo sólo duró quince minutos. En el mismo banco se sentó un matrimonio treintañero, con la suegra y su hija pequeña. Y claro, no podían hablar a un nivel sonoro normal. No, se dedicaron a dar auténticos berridos. Él: “Esto del eclipse es una gilipollez. Yo ya he visto unos cuántos…” La suegra: “Vaya gafas más incómodas…” etc. Todo esto a grito pelao. Parece que el hecho de que lleves puestas unas gafas de eclipse y no veas nada más que el sol hace que la gente tenga que gritar para comunicarse. Extraño fenómeno. Nueva diáspora: tuve que huir y buscar un lugar más escondido del parque. Al final, afortunadamente pude disfrutar del eclipse anular. Un gran espectáculo. No así el comportamiento humano.

Saludos a todos.