¡Que coños!, me caen bien los judíos

Sin duda alguna dos noticias, de similar empaque, han eclipsado hoy el panorama informativo patrio:
-Tom Cruise ha regalado a su novia por la "boda" entre ambos una sartén, un peine y un gato.
-La presentación del Capitán Mimosín de "su" plan de Paz para Oriente Medio.
Para los que ya lo conocemos nada tiene de extraordinario la salida de nuestro presidente, llevamos tres años en constante estado de bochorno, agotador por cierto. Lo genial de la noticia ha sido la respuesta de los Israelitas.
Sinceramente, si yo hubiera sido su ministra de exteriores, la muy apetecible Tzipi Livni, dudo que hubiera podido resistirme a llamar inmediatamente a nuestro mofletudo Moratinos. No creo haber podido pasar del "Dile a tu jefe que es un imbécil" antes de indicarle detalladamente por dónde podría meterse el pañuelo palestino con cuidado de dejarle un hueco para sus ideas sobre la paz.
Pero no, los judíos son de otra pasta: han cogido a un funcionario anónimo de su Ministerio de Exteriores para que suelte literalmente "la idea tiene el mismo empaque que cualquiera surgida en las discusiones de una cafetería". Es sencillamente genial el equilibrado modo de transmitir ninguneo y desprecio en tan pocas palabras. Yo que tengo tendencia hacia lo barroco habría incluido una referencia a ese alimento tan nuestro como son los "churros", pero sin duda alguna le hagría quitado magia a la frase.
Zapatero tiene el mismo predicamento internacional que el Sr. Cuesta. Los judíos lo saben, los norteamericanos lo saben, los alemanes, ingleses, holandeses y daneses los saben y lo peor de todo, nosotros los sabemos.
No se si es posible caer más bajo en política internacional, mucho me temo que sí. Que Dios nos coja confesados porque Sor Citroën le ha cogido el gustillo ha hacerle la entradilla cómica a los "Breaking News" de la CNN. La sartén, peine y gato de Cruise no resultan ni tan graciosos ni tan freakies como el Presidente del Gobierno del Reino de España.