¡Que buenos!, ¡que exquisitos!, ¡cuanto talante!

¿Podéis reconocer al señor marcado de la foto?, sí el de la flecha, el de los mofletitos carnosos y con pinta de tener una mano fofa y calentorra, de esas que te asfixian todo el antebrazo cuando te la chocan.
Bien, ese señor, si no lo reconocéis, es "nuestro" Ministro de Exteriores.
Pues el de delante, es un miserable, de color negro y vestido de Armani, nada desvirtúa su condición de malnacido: Torturador a media jornada y hombre de estado a la par de corrupto, la otra media.
Pues a este bastardo, "nuestro" gobierno lo ha invitado, lo ha paseado y le ha llevado a tomar unos pinchos. A la divertida "party" se han sumado el jefe de la oposición, su borbónica Majestad y algunos señores con un filantrópico interés en liberar a los guineanos de la incómoda presencia millones de toneladas de petróleo sobre los que este elemento (el de color ... negro) tiene puesta la silla de mando y la libreta con los números de las cuentas suizas.
Parece que los chicos de IU, conocidos de todos por su gallardía ante las dictaduras, especialmente las latinoamericanas, les a dado por hacerse los ofendidos. Está muy bien, tras decadas riéndome de ellos, por fin veo algo parecido a un arrebato de dignidad. De paso han evitado que en el Palacio de Congresos el edor fuera insoportable y que la contrata de la limpieza tuviera que hacer horas extras.
Se me antojan un par de reflexiones que quisiera compartir:
-Llevamos unos meses que al Presidente por accidente no le sale nada bien y el revuelo montado en torno a esta visita ha resultado paradigmático. También hay que reconocerle su habilidad para dar puñaladas en el bajo vientre. La foto de Rajoy ha sido de libro. Mariano, tú, tan equilibrado, tan centrado y tan ... en la parra.
-Es evidente que a este señor de color ... negro, se le ha invitado porque tiene la llave de la eeeenorme bolsa de petróleo tiene bajo sus pies. Por algún motivo que se me escapa parece ser que el resto de los guineanos no tienen derecho a oler un céntimo de los beneficios que ello genera. Una vez asumido esto nos podremos volcarnos en nuestra faceta más "pragmática" (bonita palabra, ¡vive Dios!). O sea, este señor es un criminal de libro peeeeeero tiene petróleo, que:
a) necesitamos
b) quiere una empresa (Repsol) de unos amiguitos (la Caixa) y que otros señores muy malos, americanos, franceses y chinos se esfuerzan en evitar.
Total que nosotros, europeos, virginales y con gran decencia nos ponemos una pinza de Ikea en nuestras augustas narices y nos sentamos a comer con un señor que nos va a manchar el mantel de sangre, y hablamos de nuestras cosillas, los presos políticos, los derechos humanos, del doctor House y de que tanto por ciento quiere que le metamos en el sobre.
Vale, jugamos al juego de los mayores, ahora nuestros asuntos internacionales serán "pragmáticos" y con "Realpolitik". Seguramente sea lo que tengamos que hacer aunque tiene una pequeña pega: a ver quien es el listo que ahora tiene la cara de acusar a los americanos de actuar allí donde hay petroleo... ¡uy!... ser antinortamericano en este país de palurdos está empezando a ponerse un poco difícil. Estoy ansioso por ver el careto del Capitán Mimosín la próxima vez que nos sermonee sobre la reunión de las Azores.
-Finalmente, si tomamos la opción de ponernos exquisitos, dónde nos llevaría, ... venga, no es tan complicado... ¡exacto!, a la intervención militar. Mandamos a la legión con la cabra, matamos a un par de guardaespaldas (por ejemplo, al de la foto y su cuñado), hacemos que al tirano lo juzguen en La Halla y nosotros nos quedamos con unos millones de barriles de petróleo en justo pago por nuestro esfuerzo, a cambio de doscientos colegios y media docena de hospitales gestionados Caritas.
Yo no tengo pegas, soy firme creyente en la superioridad de la Civilización Occidental y creo que si hay alguien legitimado para hacer eso somos nosotros. Algo me dice que los guineanos piensan lo mismo. Pero, y los chicos del "No a la Guerra", ¿con que se quedan? ¿Alguien me lo aclara?.

PD. Recomiendo vivamente la lectura de la crítica televisiva de Javier Pérez de Albéniz en El Mundo digital. ¡Que ácido es el jodio!