RSC: Libro Verde
Apenas se dan los resultados de las elecciones en Bolivia, a Repsol-Ypf se le caen los índices. Ebo Morales es defensor de la nacionalización de los recursos estratégicos del país y eso le va a hacer mucha pupa a Repsol. No me alegro. Sólo quiero indicar que esto se veía venir desde hace muchísimo tiempo. Además me sirve para continuar con el tema de la Responsabilidad Social Corporativa, pues los efectos podrían ser bastante menores si Repsol actuara de una forma socialmente responsable.
Hace unos días enumeramos el decálogo del Pacto Mundial de la ONU. Pues bien. Europa ha seguido por la misma senda y ha sacado su pequeño manualillo, al que le ha puesto el bucólico nombre de "Green Paper", o Libro Verde para los amigos.
En realidad, lo que ha hecho Europa es coger el Pacto Mundial (Global Compact, en guiri), para quitarle un poco del polvo utópico, darle un sentido práctico y extenderlo a todos los integrantes de sistema económico, incluyendo a las pymes, a los proveedores, a los subcontratistas y a los subcontratistas de los subcontratistas. La CE asume las RSC como una nueva forma de gestión para que las empresas sean más productivas y para que vendan más, en atención a los nuevos requisitos sociales y ambientales de los consumidores. Eso sí, dejando siempre muy claro que la RSC no es filantropía. Vamos, que los donativos ya no son suficientes y mucho menos compensadores.
Lo bueno de todo este embrollo es que cada empresa, en su informe de gestión anual, hablará de los objetivos alcanzados y de los medios aplicados, por lo que se podrá analizar sus actuaciones con sus propias armas.
También se está preparando una nueva norma ISO, la ISO 26000, que se espera sea tan revolucionaria como las series ISO 9000 (Calidad) e ISO 14000 (medioambiente).
Todavía se está debatiendo la obligatoriedad de implantación de la RSC, aunque las presiones de unos y otros no despejan la niebla. Que si debe ser voluntario para que el consumidor escoja, que si sólo algunas partes referentes a derechos humanos y de los trabajadores, que si a por todas. Los más sagaces quieren extender la capacidad democratizadora y aleccionadora de las empresas en los países donde actúan; los más conservadores previenen los costes que todos estos cambios les van a ocasionar; otros desconfían de las implicaciones de la administración y los sindicatos; los de más allá no quieren ni oir hablar de transparencia.
Da igual. Lo importante es que se están removiendo los cimientos empresariales, que la causa no es otra que las exigencias de los consumidores y que el fin es ligar los objetivos económicos y sociales, amen de ir exportando los fundamentos democráticos a aquellos lugares donde los necesiten (o los necesitemos).
Hace unos días enumeramos el decálogo del Pacto Mundial de la ONU. Pues bien. Europa ha seguido por la misma senda y ha sacado su pequeño manualillo, al que le ha puesto el bucólico nombre de "Green Paper", o Libro Verde para los amigos.
En realidad, lo que ha hecho Europa es coger el Pacto Mundial (Global Compact, en guiri), para quitarle un poco del polvo utópico, darle un sentido práctico y extenderlo a todos los integrantes de sistema económico, incluyendo a las pymes, a los proveedores, a los subcontratistas y a los subcontratistas de los subcontratistas. La CE asume las RSC como una nueva forma de gestión para que las empresas sean más productivas y para que vendan más, en atención a los nuevos requisitos sociales y ambientales de los consumidores. Eso sí, dejando siempre muy claro que la RSC no es filantropía. Vamos, que los donativos ya no son suficientes y mucho menos compensadores.
Lo bueno de todo este embrollo es que cada empresa, en su informe de gestión anual, hablará de los objetivos alcanzados y de los medios aplicados, por lo que se podrá analizar sus actuaciones con sus propias armas.
También se está preparando una nueva norma ISO, la ISO 26000, que se espera sea tan revolucionaria como las series ISO 9000 (Calidad) e ISO 14000 (medioambiente).
Todavía se está debatiendo la obligatoriedad de implantación de la RSC, aunque las presiones de unos y otros no despejan la niebla. Que si debe ser voluntario para que el consumidor escoja, que si sólo algunas partes referentes a derechos humanos y de los trabajadores, que si a por todas. Los más sagaces quieren extender la capacidad democratizadora y aleccionadora de las empresas en los países donde actúan; los más conservadores previenen los costes que todos estos cambios les van a ocasionar; otros desconfían de las implicaciones de la administración y los sindicatos; los de más allá no quieren ni oir hablar de transparencia.
Da igual. Lo importante es que se están removiendo los cimientos empresariales, que la causa no es otra que las exigencias de los consumidores y que el fin es ligar los objetivos económicos y sociales, amen de ir exportando los fundamentos democráticos a aquellos lugares donde los necesiten (o los necesitemos).
4 Comments:
Yo creo que al final no pasará nada...
20/12/05 10:19
A Lula le ha perseguido la corrupción, o él se la ha ganado a pulso. Morales tendrá en este asunto su mayor peligro. El Estado metido a empresario suele dar numerosas noticias al respecto.
20/12/05 14:46
Evo a priori amiguete de Fidel y Chavez...mal empieza, la demagogia es muy facil, no creo qu elos problemas de Bolivia sean por Repsol sinceramente...
20/12/05 15:26
Evo, no Ebo. Se me fue el dedo. Perdón.
Hoy parece que ha relajado el discurso y se ha hecho eco de las preocupaciones al otro lado del charco.
20/12/05 22:59
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