TERAPIA PARA EL DESAHOGO DE PROPIOS Y EXTRAÑOS - AÑO 2

lunes, mayo 30, 2005

Una de integración.

En el Diario Sur dan parte del lío que se ha montado por culpa de la extrema
sensibilidad de los europeos, nativos o expedicionarios.

El caso es que en Nerja hay gatos, muchos gatos, una burrada de gatos. La
población nativa protesta y su ayuntamiento ha decidido, mediante bando al
uso y basándose en la ley andaluza de protección de animales, prohibir que
se alimente a los gatos.
Dos protectoras de animales formadas por residentes alemanes la una e
ingleses la otra, han decidido que la ley del ayuntamiento es una salvajada,
siendo más apropiadas la castración y la alimentación controlada en sitios
adecuados para ello. Así que han instalado unos comederos dentro de
propiedades privadas donde acuden los mininos a comer, asearse, relacionarse
y todo lo que haga falta.
Por su parte, los nativos se quejan de que estos "cat-cafe" son un foco de
infección, un reclamo para otros gatos y, puesto que la conservación de los
mismos es muy deficiente, un lugar donde se acumulan las bolsas, los botes y
papeles usados, sin contar con los olores. También protestan de su ubicación
pues están cerca de lugares emblemáticos de esta villa turística.

Un día, el ayuntamiento coloca carteles recordatorios y manda eliminar el
cat-cafe de peor prensa. A partir de este momento se están recibiendo
amenazas de no volver a veranear en Nerja, cartas de protesta e, incluso,
misivas desde Alemania.

Cuando leo estas noticias durante una tarde soporífera de domingo se me
agolpan las preguntas: cual es la cantidad de gatos necesaria para que sean
molestos, porqué hay tanta gente perdiendo el tiempo, cual de estos
comederos ha sido dañado por alguna de las diez últimas pateras llegadas al
término municipal, porqué los residentes sudamericanos o rumanos no han
querido tomar partido en este follón, quién fue el que le puso ese nombre
tan original, qué hubiera hecho Chanquete y algunas más que me callo por ser
un poco menos poéticas.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Wilson, me permito responder a tus preguntas, ya que veo que la cuestión gatuna te produce una gran duda existencial:
1.- Si eres alérgico, con un gato, incluso pequeñito, basta. Si eres inglés o alemán, aun alérgico, con 500 ó 1.000 yo creo que ya tienes bastante.
2.- Hay mucha gente perdiendo el tiempo porque, lógicamente, les sobra el tiempo. Si estuvieran trabajando de sol a sol en el sector de la construcción, terminando de expoliar lo poco que queda de la costa malagueña, y por
ende, de la costa española, seguro que no les quedaban ganas de dar de comer a los gatos.
3.- ¡Ay, las pateras! Para algunas personas de sensibilidad extrema, un lindo gatito merece más consideración y atenciones que esos individuos malcarados que cruzan el estrecho en pateras para violar a nuestras mujeres y comerse a nuestros niños.
Repelús de espanto me da cada vez que veo cómo cierta gente tiene la sangre fría de tomar el sol y comerse el bocata de mortadela junto al cadáver de un africano llegado a la orilla.
4.- Lo de los residentes sudamericanos o rumanos, ya me lo respondes tú.
5.- El nombre es la ostia: Cat-cafe. Suena a local de alterne, ¿no lo habrán copiado?
6.- Chanquete, ese icono de la sensibilidad infantil, se hubiera guisado más de un conejo al ajillo. O, tal vez, habrían sido los gatos quienes habrían tomado al asalto el barco, al son de : Del barco de Chanquete, no nos moverán, marramiau.

31/5/05 13:00

 
Blogger Nexus said...

Pues a mí los gatos siempre me han gustado mucho...

31/5/05 14:22

 
Anonymous Anónimo said...

Hola anónimo.
Gracias por tu ayuda. Y como recompensa te voy a explicar porqué la gente se acostumbra a un cadáver flotando en la orilla: porque la única diferencia que existe entre ese muerto y un bañista repleto de sangría, paella y aceitunas con anchoa dándose el baño presiesta, es el color de la piel. El primero tiene la piel de un verdoso oscuro enfermizo y el segundo color rosita o dorado satiné.

31/5/05 14:33

 

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