TERAPIA PARA EL DESAHOGO DE PROPIOS Y EXTRAÑOS - AÑO 2

martes, mayo 24, 2005

Europa

Creo que la constitución europea no es más que una colección escrita de mínimos para la convivencia entre vecinos. Si esos vecinos son países la redacción será más complicada pero igualmente necesaria. No veo porqué hay que buscarle los cuernos y el rabo.

Sólo una Europa fuerte hará frente a los desmanes de nuestra aliada en lo militar -que no en lo civil- o de las potencias que vienen. Además, está suficintemente demostrado que fomentando el desarrollo de nuestros vecinos, aumentamos su consumo y, como consecuencia, se engorda nuestro bolsillo. Promoviendo su regulación eliminamos malas prácticas y estocadas por la espalda. De ahí que no le tema a la integración de otros paises en Europa.

En nuestro caso, ante la incapacidad de salir a flote por nuestra propia cuenta, nos vemos obligados a montar en carros colectivos para no perder la rueda del progreso. España tenía que firmar esa carta para poder seguir luchando por sus intereses. Ahora bien, al menos podríamos haber esperado un poco para saber cuales son las reglas del juego, quiénes son los contendientes, en qué posición estamos tras la última ampliación, para realizar un par de amagos y algún que otro desplante torero. Vamos, demostrar un poquito de amor propio.

Es un hecho que Francia está asustada, tiene miedo a una Europa que se descontrola. Alemania lo tiene más todavía. Yo también lo tendría si fuera uno de los que pagan.

En uno de los suplementos de El País de este fin de semana se informa de que España suspende en Ciencia y Tecnología pero queda la cuarta en líneas ADSL. Si yo fuera francés diría no a la constitución europea.

La globalización tiende a una mayor apertura de mercados y a una competencia brutal, sobre todo con China y sus vecinos, sin olvidar que en algún momento habrá que ceder algo a los sudamericanos y al resto de los páises mediterráneos. Para luchar contra lo que nos viene hemos utilizado los dineros europeos para mejorar y no aumentar el tejido productivo que teníamos, seguir desarrollando la agricultura obviando que otros países venderán más barato, mejorar las infraestructuras viarias y convertirnos en un gran parque de atracciones para las vacaciones. Pero de apostar por la tecnología, de crear nuevos productos, de todo lo que signifique innovación y competitividad, nada. Eso sí, ADSL a tutiplén.

Y para colmo nos cierran el grifo. A ver qué hacemos, por ejemplo, con todas las plantaciones creadas expresamente para cobrar subvenciones y con toda la gente que vive de ellas. ¿Ha previsto alguno de los partidos que han pasado por la Moncloa qué va a pasar el día despues?. No, seguro que no