Rebosando memos

Estoy convencido que en el Departamento de Estado Americano mitigan los malos días echándose unas risas con humoristas españoles.
Que Corea del Norte amenaza con un Apocalipsis nuclear y los gabachos llaman en la ONU “insurgentes” a los fulanos que revientan coches bomba en los mercados de Bagdad. No ha nada mejor para subirte el ánimo que ponerte en la sala de reuniones, entre monitores con imágenes satélite e informes ultra-ultra-ultra secretos los mejores momentos, a cámara rápida de Moratinos, siguiendo la estela estética marcada por ese icono cultural europeo que fue Benny Hill.
No hay problema a escala planetaria que se le resista a este adorable regordete al que se le menean los mofletes cuando sus carnosas y húmedas manos son agitadas por lo mas selecto en dictadores.
Pero es que lo de su jefe es todavía mejor. A estas alturas ya es evidente lo que no es: ni brillante, ni inteligente ni trabajador. Aunque aún falta por concretar lo que es: yo tengo serias dudas sobre su capacidad para hacer dos cosas a la vez. ¿puede por ejemplo mascar chicle mientras piensa en un Estado Federal? ¿puede negociar con ETA mientras come peladillas?. De igual modo que para saber si un conductor va borracho se le obliga a realizar ridículos ejercicios gimnásticos en la cuneta de una autopista tenemos derecho a saber si nuestro Presidente de Gobierno está capacitado para lo que hace o forma parte de algún avanzado programa de integración.
En cualquier caso las estrellas circo son ... ¡Tachan! ... Pascual y José Luis. Son insuperables comenzando por las apariencias. Maragall tiene pinta de Ewok en mitad de una resaca de anís y al señor Rovira siempre que aparece en televisión trato de encontrarle los trozos de fideos pegados en los bajos del bigote.
Estos señores segregan al público de la función entre los que llevan puesta la nariz de payaso y los que prefieren tener los cartílagos nasales sin oprimir, entre los esforzados contribuyentes -catalanes- y los que viven del cuento –el resto del “Estado”-, entre los seguidores de un “Estado plural” y los facinerosos fascistas, los “pacíficos” seguidores de Mahoma que hablan catalán y los sanguinolentos opresores que hablan en español.
Lo malo es que a los burócratas de república bananera rápidamente el cortijo se les queda angosto, y más pronto que tarde necesitan hacer el ridículo en el vecindario. Y esto es lo malo:
Todos tenemos algún familiar del que no te fías y todos hacemos lo mismo: o tratas que se desfogue haciendo el ridículo en la cena de Navidad rodeado del núcleo duro familiar o le buscas un trabajo bien remunerado en Lanzarote. El tema es evitar a toda costa tener que cruzarte con tus vecinos en el ascensor y tener que soltar con una sonrisa forzada “¡que cosas tiene mi cuñado!”.
Con estos dos memos pasa lo mismo. El viaje a Israel es un fallo digno de nuestro particular Benny Hill. Todos sabemos que esta comparsa tienen la habilidad genética de abochornarnos. Si hemos de sufrirlo que al menos lo hagan en la TVE1 (que ya no ve ni Blas) o que con los puntos Iberia Plus los manden más allá del Ganges, con un poco de suerte y si por allí tienen algo parecido a la LOGSE la vergüenza les caerá a los Moldavos.